EL PARAÍSO CHOCOANO
Carolina Carvajal
Suave brisa, apacible y serena que evoca el río Atrato, sonidos de tambores y chirimía vibrante, que hacen perfecta sinfonía con olores maderosos y sonsonantes, iluminados por un sol perfecto, que hacen de este lugar, una combinación perfecta entre la calidez y la humedad.
Mi primer saludo es con el río Atrato, un lugar sencillo pero especial que logra atrapar mi olfato y me lleva a adentrarme casi de inmediato en la cultura de esta Región. Una casa hecha en madera cuidadosamente colocada a la orilla del río, me permite deleitar también la vista, que se mezcla con la calidez de bellas personas oriundas del Pacífico, quienes me invitan a pasar a lo que yo llamaría "el paraíso Chocoano" . He revisado el menú minuciosamente y me cuesta tanto decidirme por solo un plato, ya que este lugar ofrece variadas exquisiteces, desde langostinos encocados que llaman, cangrejo al ajillo y su típica cazuela chocoana, para los amantes de la comida de mar es realmente un paraíso.
Mientras aguardo la comida, puedes divisar un largo tramo del río, pescadores en sus largas canoas y hasta niños lanzándose del puente al agua como práctica de la pesca artesanal y del snorkel. "Un anzuelo para un pez, un ojo abierto..." Por supuesto que caí en el anzuelo y me dejé sumergir con deleite por la diversión de este viaje. Quibdó tiene una esencia particular, porque todo lo que brota en esta tierra tiene energía retumbante que se transmite a través de su música, su comida, su gente, esa explosiva combinación pretende hacerme explotar, por lo que, sin duda caería nuevamente en el anzuelo, pero esta vez seré su ojo abierto, para invitarlos a caer en ella también.