EL SUEÑO CUMPLIDO
Clara Emilce Sánchez
El santuario es un nombre que lleva al silencio, al respeto y al cuidado.
Las salidas al campo eran frecuentes y llenas de expectativas. Elegir el lugar siempre era cuidadoso.
Por fin sabíamos que el santuario de Iguaque era el sitio.
Se inicia la preparación míentras llegaba la fecha: ropa de montañismo
Botas, ropa abrigada y liviana,morral pequeño, los binoculares, guantes, gorro, la cámara fotográfica, linterna.
El día estaba pleno de luz; un cielo despejado de nubes y el guía inicia la charla introductoria: explica lo importante que es ir en silencio, caminar lento y mirada atenta por si el bosque nos regala la vista de un zorro, un armadillo, quizá un lindo conejo o un gran venado.
Cumpliendo todas las recomendaciones nos adentramos en aquel bosque sombrío con una temperatura tibia a pesar del frío que hacía por ser las primeras horas del día. En fila india según nos ordenaba aquel joven que parecía disfrutar del solemne momento que había logrado en aquel grupo familiar con unas niñas y un niño aún más pequeño que ellas. Sabía que había logrado dar la información exacta para decir que nos dirigíamos al lugar donde había nacido la humanidad, aquella legendaria Laguna que pese al tiempo transcurrido llevaba con dignidad la historia del origen de la humanidad. Eso es inmenso, gigante el dato.
Aquellos pequeños mientras tuvieron aliento preguntaron sobre el origen de la humanidad, este joven respondía con un shhh que indicaba silencio y a cambio les despertaba el deseo de encontrar un conejito o un gran zorro, siempre hubo un instante de búsqueda… de pronto una de las niñas llamo la atención porque había una crisálida en su momento final de la metamorfosis y con toda la ilusión explicaba cómo en momentos saldría una bella mariposa. El momento fue pleno: observación, silencio y espera indefinida hasta que el papá irrumpió y aclaró que solo era una hija seca movida por el viento. Gran desilusión pero igual el guía insertó animo y todo terminó en risa y continuamos el camino no sin de vez en cuando prender la alarma porque pareció pasar el conejo o el zorro que no hacía ruido para cazar y desayunar.
Por aquel bosque tibio y espeso por su vegetación de pinos, canelones, chusques donde permitían que los quichés y las orquídeas adornaran bellamente aquel paisaje y el suelo blando y húmedo por lo abundante del musgo que lo cubre nos anunciaba que iríamos a salir de este lugar mágico y acogedor para iniciar el ascenso más exigente de aquella montaña majestuosa donde encontraríamos el lugar del origen de la humanidad.
El silencio nos acompañó para reunir fuerzas y aliento que no nos dejara desistir de aquella soñada aventura.
Se iba observando el cambio de temperatura y los rostros entre valientes y agotados que seguían al joven que en ocasiones mandaba a la espalda a una de las niñas, porque eso mismo hacía el papá con el más pequeño.
Sin prisa pero sin pausa porque se debía cumplir los tiempos y la actividad programada con mucho rigor.
Al encontrar aquellos pequeños avisos indicando a qué altura s.n.m estábamos y a qué distancia los caminantes parecían perder la ilusión por aquel sitio que nos había llenado de magia y de sueños, más elevado y la felicitación del guía por haberlo logrado, nos hacía sentir mejor que muchos que a los 2.800 metros se habían devuelto llorando.
3.200 m.s.n.m y los calambres nos atacaban seguimos las indicaciones, tomamos la pastilla, nos hidratamos sin exceso porque el agua debía alcanzar para toda la travesía pero con la voluntad más allá de la promesa todos seguimos, avanzamos y persistimos ya no miramos la altura, observamos unos pequeños avisos con frases alentadoras: “ el silencio es el lugar sagrado”, Dios te habla. Escúchalo “
Y nuestros pasos eran pesados de pies cansados y de sueños olvidados, aún así aquel joven solo quería que estos pequeños llegaran a la Laguna sagrada, que la ilusión no muriera y que el sueño continuara.
Papa ya no cargaba al pequeño y el no lloraba pero sus lágrimas caían y sus gestos de dolor obligaron a mamá a subirlo a la espalda y como si alcanzara la fuerza y la respiración corta y agitada no fueran sino coraje y altivez, tras aquel hombre bueno y amable que se esmeraba por mantener alegres a las niñas seguíamos sin protestar.
Aquellos frailejones con su tamaño y sus suaves hojas nos daban aliento porque estábamos cerca de alcanzar la cima, el tiempo en aquel instante es como el aire; parece quieto. Tiempo cero porque tu cuerpo quiere parar, nos vuelve a distraer una de esas frases escritas en pequeñas paleta “ quédate quieto! en tu interior está la respuesta” apenas podíamos prestar atención pero siempre era un llamado a leer y a entender, vamos como anestesiados sólo caminamos había que seguir. “ ve a tu corazón y tendrás la luz que guiará tu camino”
El grito del diablo. Cada uno a la cuenta de tres usando una vocal a, e, i, o, u sonó como rompiendo el silencio indicando que habíamos llegado.
Parecía una gran mentira
Lo habíamos logrado. Ahí estaba la Laguna sagrada donde según la leyenda de los indígenas musicas emergió Bachue ( la mujer con los pechos en alto) o Huitata, que para los Muiscas dio origen a la humanidad.
Agotados hicimos los ejercicios de recuperación y la ceremonia que esté joven orientó añadiendo lo importante que habíamos hecho porque teníamos el alma purificada y la presencia divina frente a nosotros.
Contemplamos aquella Laguna cuyas aguas quietas y cristalinas dibujaban un movimiento que parecía acompasado y sonoro con una melodía que fluía ciertamente en la belleza y la magia de aquel paisaje que se alzaba a su rededor como acunando dulcemente esta Laguna, por su memoria y su culto ofrecido por tantas generaciones con tanto amor por la humanidad que en sus corazones llegaban limpios y puros para ofrendar a la madre por la vida.
Luego de cumplir con el ritual de lo sagrado, del debido descanso y la risa sin explicación allí, frente a aquella Laguna cuyas aguas no habíamos tocado por respeto y porque su superficie adivinaba una stela de escarcha tenue y transparente cuyos movimientos observados eran el reflejo de las nubes pasando y ofreciendo su ritual sagrado también como todos quienes la visitamos.
Al despedirnos del guía luego del descenso lento y cuidadoso hecho en silencio por el agotamiento y por las instrucciones dadas le preguntaron con curiosidad. ¿Cómo es que la humanidad nació ahí?
Y el con su acostumbrado acertijo les dijo que al nacer allí el agua era que tenia sentido el origen de la humanidad.Para siempre les quedó el mensaje del cuidado del agua y el recuerdo del valor más allá de la fuerza en sus pies cansados.