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Reto de noviembre 2: Entrevista a un personaje imaginario

Varios

13 nov 2022

Habla con un grande de la historia, ficticio o imaginario. Investiga a fondo y rastrea su vida. Al menos necesitamos tres preguntas y sus inolvidables respuestas.

MANYA, LA MUJER QUE CREÓ A MADAME CURIE

Luz Jeny Vargas

Esperaba que mi encuentro con la historia de una de las mujeres más icónicas de Francia (y Polonia, por supuesto y el mundo entero) fuera en los laboratorios de la Escuela superior de física y química industriales de París, lugar donde se produjeron tan importantes descubrimientos para la ciencia mundial, pero ella me sorprendió invitándome a conversar en medio de un recorrido en bicicleta por las afueras de esta hermosa ciudad. Madame Curie logró rebosar mi asombro al llegar vestida con un traje claro, abandonando su atuendo oscuro, que tanto gustaba lucir. Su gesto inicial adusto, serio, al límite de la soberbia, se fue transformando en una tibia amabilidad que luego dio paso a una conversación un tanto más cercana que aquellas hermosas praderas que juntas recorrimos.

Madame Curie, o mejor Marie? ¿Cómo le gusta que la llamen en la vida diaria?

- Llámeme Manya, ese era mi sobre nombre familiar en Polonia cuando aún era alguien anónimo; me trae recuerdos felices de tiempos de poca fama pero cálidos momentos con mis padres, de quienes tanto aprendí y mis hermanos, compañeros todos en esa lucha por la dignidad de mi amada patria.

Manya, algunos estudiosos de su vida, y a veces la prensa la consideraba una mujer de mal carácter, incluso algunos de sus discípulos sentían temor frente a Usted. ¿Qué le parecen esas apreciaciones?

- La gente que no conoce a fondo mi historia, no sabe las difíciles condiciones que tuve que sortear para lograr mis propósitos, que eran vedados para una mujer pobre, extranjera, poco agraciada y tímida para completar, en una ciudad tan imponente como París. Yo, que amaba estudiar, aprender, explorar el mundo de la ciencia, venía de un país invadido, considerado inferior en Europa, de una familia arruinada, pero con los principios intactos y la inspiración siempre presente. Tuve que estudiar subrepticiamente, trabajar como niñera en casas de familia, vivir la pobreza y labrarme mi destino con mis propias manos. La vida me hizo fuerte y luchadora.

Pero otras mujeres de la historia han empleado otras armas, la belleza, la seducción, la simpatía, para escalar posiciones en el mundo social...

- A mi nunca me interesó ser famosa o reconocida, rica o influyente. Además mi carácter ha sido ese, soy introvertida, me siento muy cómoda en mi laboratorio, me concentro en mis experimentos y el ruido exterior me interrumpe. Todo el tiempo estoy pensando en mis proyectos y no me atraen los asuntos mundanos. Además sabe que? Como nunca fui coqueta, los hombres que me apreciaron nunca lo hicieron por mi apariencia externa, lo que brilló en mi fue mi intelecto y de eso me siento muy orgullosa.

Porqué siempre se viste de negro?

- Es un color que oculta el mugre, como lo he dicho en algunas publicaciones sobre mi vida. Cuando era una estudiante pobre debía destinar mis precarios ingresos al arriendo de un cuarto modesto, mi alimentación y de manera prioritaria, los libros. El vestuario es totalmente secundario para mi, mis pocos vestidos me han servido para calentarme en invierno y además, en mi trabajo con elementos sacados de minas, esta indumentaria es muy práctica. No me gusta llamar la atención, el color negro me facilita este propósito.

De todos es conocido que su gran pasión fue la ciencia, pero hubo otras pasiones en su vida?

- Claro que sí. Mi gran pasión como Usted dice, fue aprender, estudiar, investigar. Pero la pasión del amor también me habitó, como a todas las mujeres en todas las épocas.

Hábleme de sus amores, por favor.

- Nunca me cautivó de entrada el enamoramiento, pensaba que me iba a distraer de mis verdaderos intereses. Pero, Usted sabe, el amor llega en cualquier momento y nos puede torcer el camino. Conocí a un joven adinerado, Kazimiers, nos enamoramos, hicimos planes juntos, pero nos separaba un mundo infranqueable, yo era una vulgar institutriz en su casa y para sus padres eso era ignominioso. Él se acobardó y me dejó. Me sentí avergonzada, humillada, pero pronto me repuse. La vida me esperaba y mis metas estaban intactas luego de ese fugaz affaire.

Supongo que el amor de su vida fue Pierre, verdad?

- Por supuesto, Pierre fue la física, la química y la vida juntas! Éramos almas gemelas, espíritus socios y compañeros de sueños. Con él florecí, descubrí, amé, reí, pedaleamos muchos proyectos juntos pues teníamos la misma visión de la ciencia, la misma generosidad y su partida fue desastrosa en mi vida.

Manya, cómo se repuso de semejante pérdida?

- Casi muero por su ausencia, pero resurgí por el apoyo de mis amigos, mi deber de madre con mis hijas, la poesía y el inquebrantable amor por mi trabajo.

Casualmente, uno de esos amigos y colegas fue otro protagonista en su vida amorosa. ¿Me puede hablar de esa historia?

- Oh, te refieres a Paul. Con él la ciencia dio paso a la atracción y el amor de nuevo visitó mi vida; Paul era, además de científico, muy apuesto y divertido. Me inspiraba una insaciable atracción, de nuevo la física y la química juntas, pero en un escenario muy adverso. Nuestro amor fue oculto, tumultuoso, prohibido, diferente a ese amor seguro y calmado con Pierre. Esta vez la pasión me alteró el juicio, me robó la calma y me produjo muchos problemas en mi vida como científica.

- ¿Cómo terminó este romance?

- Al parecer soy experta en finales amorosos abruptos que me ocasionan sufrimiento. Esta vez las amenazas de su esposa y una sociedad pacata que no entendía nuestro derecho a amarnos dio al traste con esa ilusión. Yo casi pierdo mi segundo premio Nobel, pero de nuevo apareció en mi defensa el espíritu polaco familiar, la valentía en medio de la tempestad, como siempre la luz de la ciencia iluminó mi camino y encontré de nuevo mi rumbo, gracias también a amigos tan fieles como Albert Einstein. Ese fue mi último capítulo sentimental, creo que ya era suficiente para mi alma.

¿Cómo cree que la veían los científicos hombres que trabajaron con Usted?

-No lo había pensado, yo viví en una sociedad machista que excluía de los espacios académicos a las mujeres. Creo que ellos sentían los prejuicios propios de su entorno frente a mi, pero una vez yo me ganaba su respeto con mi dedicación y exigencia personal, me empezaban a ver quizá como una compañera valiosa, o tal vez como otro hombre. No ocurría siempre, pero me sentía más cómoda trabajando con ellos que al lado de mujeres.

¿Qué pasaba con las mujeres?

  • He tenido mucho acercamiento con mi hermana Bronya y con mi prima Henrietta, pero con las otras mujeres no ha sido fácil en muchas situaciones. Siento que he inspirado en ellas celos, envidia o quizá desconfianza, porque soy muy diferente del modelo a seguir en esta sociedad: defiendo mi espacio, mis ideas, hago lo que me gusta, lucho por mis ideales, no busco complacer a nadie.

¿Puede contarme sobre Manya como madre de dos hijas?

- Mis hermosas hijas Irene y Eva fueron un gran motor de vida. Con ellas viví alegrías y tristezas y a mucho honor, Irene siguió mis pasos y me dió nuevas motivaciones para aportar al mundo los resultados de mis investigaciones. Juntas hicimos una gran labor con los heridos de la gran guerra, que significó mucho para la medicina. Eva escribió maravillosos párrafos sobre nuestra historia familiar. Ambas son otro de los grandes tesoros que compartimos con Pierre.

¿Usted y Pierre no advirtieron el peligro que representaba manipular esos materiales radiactivos? sus problemas de salud no les dieron una voz de alerta?

- Sabe Usted, la pasión de la ciencia era muy fuerte y a ella consagramos muchos esfuerzos y sacrificios, incluso nuestra vida. Claro que veíamos nuestros cuerpos enfermar, mis manos prácticamente se destruyeron, pero eso era secundario frente a eso tan grande que estábamos logrando para la humanidad. Además, cómo íbamos a adivinar la potencia de la radioactividad en aquel entonces? si aún Ustedes en su época no lo han terminado de comprender...

Por último Marie, cómo ha transcurrido su muerte habitando un lugar tan famoso como el Panteón de París?

- Es curioso, yo, que en mi alma siempre llevé intacto mi ser polaco, que fui una inmigrante pobre y luego una ciudadana francesa reconocida mundialmente, a veces me siento extraña en esta tumba tan elegante. Pero estoy al lado del amor de mi vida y cerca de mi amante furtivo, además en las noches heladas de invierno nos reunimos de nuevo con esos amigos científicos vecinos de este barrio y al calor de unos vinos imaginarios evocamos esos fecundos tiempos en que logramos crear conocimiento para mejorar la vida de los seres humanos, suponiendo, como dijo el viejo dirigente del partido comunista en Polonia, que el hombre es mejor de lo que es.


¿LA LUNA, EL ÁRBOL DE TULE, DARTH VADER, BOLAÑO?

Nicolás Ramajo

N: Señor Bolaño, buenos días

B: Buenos días

N: Acabo de terminar de leer 2666 y, como en la típica búsqueda rápida de internet no encontré una entrevista donde hables específicamente de ese libro, no me queda más que imaginarme tu respuesta. ¿Por qué lo escribiste? ¿Por qué escribir una historia, no fragmentada, porque es muy detallista, se ocupa de cada personaje, sino dispersa, que tiende a la apertura, con tantos personajes de los que no se sabe nunca más nada, que de hecho son la mayoría?

B: Bueno, veamos, vaya pregunta. ¿Tenés otra?

N: ¿Por qué los asesinatos? ¿Por qué no se encuentra al asesino?

B: Porque nunca se encuentra al asesino. En historias de detectives sí, a veces lo encuentran y a veces lo meten en la cárcel y a veces lo matan, pero en general...los crímenes de Santa Teresa son el reflejo de eso, digamos que son la síntesis, la condensación de lo que pasa afuera del libro. En la novela apenas nombro los campos de concentración, son crímenes cometidos por unos pocos, es como un sistema cerrado, de hecho se los ha juzgado, se los encontró y se los juzgó, tal vez no a todos, pero están ahí. Digamos que Santa Teresa es el mundo, yo no inventé nada, sólo lo resumí. Bueno, Santa Teresa no es el mundo tampoco, lo que pasa en Santa Teresa pasa en otras ciudades, se conoce. Pero esa es la idea. La pregunta es ¿quién mata a toda esa gente? Afuera del libro me refiero. Igualmente en la novela sí doy pistas, sí propongo unos asesinos, muestro algunas dinámicas posibles.

N: ¿Y el por qué?

B: ¿El por qué escribí el libro así?

N: Sí.

B: Ajá, bueno. Mira, cuando te comés una naranja dejás la cáscara fuera, ¿no? Y te quedan trozos de cáscara en las uñas, si la pelás con la mano. No sé si todavía se hace, ¿todavía la gente pela las naranjas con las manos? Hace mucho que no veo a nadie pelar así una naranja. En mi casa mi mujer la pela con cuchillo, la trocea y se la sirve en un plato a mis hijos. También te quedan trozos de naranja, hilitos de naranja, entre los dientes. Después vas al baño y largás los restos de la naranja.

N: Entiendo.

B: Claro que lo entendés, es tu idea. A ver, los restos, la caca, es lo que no aparece en la novela. De la cáscara aparece poco, me gusta mostrar los cachitos debajo de las uñas, que se mezclan con la mugre. Bueno, hoy no porque me corté las uñas ayer, pero las suelo tener sucias. A mi mujer no le gusta, pero yo me olvido. El libro es como una enciclopedia, el año es el año en que se edita la enciclopedia, una enciclopedia de mediados del tercer milenio. Me acuerdo cuando salió la enciclopedia encarta, fue un revuelo, todos estaban emocionados, era la enciclopedia del año 2000, era digital, y se actualizaba constantemente, algo parecido a Wikipedia. Entonces mi novela es la enciclopedia del futuro, no sé cómo serán las enciclopedias en el futuro, pero yo me la imagino así, enlistará las cosas que están pasando ahora. Pero es una enciclopedia del futuro escrita hace poco.

N: Y cambiando de tema. ¿Por qué te mudaste tantas veces? De Chile a México y de México a Cataluña.

B: Porque a México no llegaban los libros que yo quería leer.

N: ¿En serio? ¿Esa fue la razón?

B: A ver. Sí. Sí y no. Pero sí. Claro que me quedaron libros por leer en México, siempre quedan libros por leer, digo buenos libros, libros que valen la pena leerlos, pero en España había otros. Pasé por Alemania, que también me interesaba, pero no sé leer alemán, me hubiera gustado.


Porque siempre quiso ser eso: ¡PERIODISTA!

Carlos Hugo Jiménez

Quizá sea un personaje de ficción por aquello de que, con su carácter y personalidad, destila generosidad, amabilidad o gentileza, que vienen a ser casi lo mismo; además de creatividad y fantasía en cada uno de sus escritos, cualidades hoy por hoy, escasas; pero es de carne y hueso y con sus novelas y narraciones, siempre cargadas de motivación y esperanza, brinda una salida en el panorama oscuro y escalofriante que parece reinar en el mundo.

¿Cuándo creyó que el oficio de contar historias sería lo suyo?

De niño, solo pensaba en jugar en las playas de mí Santa Marta querida y contemplar, en algunas ocasiones con susto, la bravura del mar; pero también me entusiasmaba mirar como el sol se iba ocultando poco a poco y temía que jamás lo volviera a ver en su esplendor. Eso mismo me pasó muchas veces con el recuerdo de mi hermana Clara; guardaba la ilusión, a pesar de mis escasos seis años, que sentiría su carácter fuerte y sus actos de rebeldía. Pero el tiempo pasó y nunca la volví a ver. A los 18 años, quise salir de mi zona de confort y explorar el mundo. Confieso que ese impulso de enfrentar lo inesperado, me lo dio la desaparición forzada de ella.

A partir de este episodio que semeja doloroso y de hecho lo es, cuando se devoran las páginas de la historia que contó sobre la partida sin retorno de Clara, la joven madre de la chiquilla inocente que un día de abril de 1991, salió del colegio San Francisco, convencida de ser recibida por los brazos de ella, pero nunca pasó.

¿Entonces fue a partir de ese momento en que usted, tal como lo hizo Gabriel García Márquez, consideró que el periodismo sería para toda la vida?

¡¡¡Por favor!!! Años luz de ese monstruo de la literatura y del periodismo. Pero, con modestia debo admitir, y como justo lo dijo el Nobel: “mis libros son libros de periodista, pero tienen una cantidad de investigación, de comprobación de datos, de rigor histórico, de fidelidad a los hechos”.

¿Se refleja esa disciplina investigativa, decorosa, ética y fiel en Ni un paso atrás, y donde narra el drama del malogrado Luis Carlos Galán, sacrificado como Jorge Eliécer Gaitán, la fatídica noche del viernes 18 de agosto de 1989?

Aunque en esa obra trabajé con las herramientas que brinda la ficción (en hora buena para cronistas y periodistas), tuve la oportunidad de adentrarme en la inseguridad, el temor y la soledad del entonces candidato, emociones propias de todo ser humano. Fue un recorrido pausado pero efectivo en el que pude describir el alma de un hombre, de un colombiano, que sospechaba y veía cómo su país iba al abismo. Quiso asumir el timón y enderezar mucho ese destino fatal, pero la propia la fatalidad, la insensatez, la crueldad, la ambición y la desinteligencia de otros, evitó concretar ese cambio. En alguna parte lo resumí de esa manera: “Fue la historia de un hombre, sí, pero también la historia de lo que quizá pudimos ser como nación”.

Hay quienes, luego de leer La sed, otro de los relatos fantásticos de su puño e imaginación, lo consideran una especie de ´profeta de mal agüero´, comparan esas líneas como un hecho apocalíptico de los que habla la Biblia al final de sus páginas. ¿Es tan así?

Claro que suena o se lee aterrador (risas), pero es una situación que no está lejos de ocurrir. La humanidad está a pocos años de comprobar que una gota de agua podría ser la salvación. Pero vale la pena destacar, que, aunque La sed describe un panorama desolador y quizá de muerte inevitable, hay manifestaciones dulces y conmovedoras que hacen pensar que aún quedan vestigios de humanidad: el hombre solitario que deja de lado sus actos huraños y acoge a una joven. Tal vez esa pareja refleja la esperanza de que no todo está perdido.

El éxito de esta obra, La sed no solo ha trascendido al pensamiento inquieto y curioso de miles de estudiantes que además de recrearse con la lectura de La sed, han encarado con sus preguntas al autor en las aulas de colegios e instituciones. Es más, La sed ha sido llevada al teatro. Hace poco El Teatro Universitario de Barrancabermeja, concretó ese mensaje de llamado a la sensatez, en las tablas. Ahora se aboga para que sea llevada al cine.


CREACIÓN FICTICIA CON LA ENTREVISTA A ENRIQUE PATIÑO, AUTOR DE LA NOVELA “LA SED”

Clara Sánchez

Lugar: entrada al teatro donde se estrenará la película basada en su obra.

La noche lluviosa y fría nos acogía con la expectativa puesta en el momento. Él por supuesto la estrella y yo más que tímida y aturdida por mi experiencia de entrevistarlo.

El muy cálido y atento a mis preguntas pese al tumulto por periodistas, ambientalistas y expertos que lo abordaban.

Inicié planteándole la abundancia y exuberante naturaleza de nuestro país donde comunidades enteras solo vivían a orillas del río y contaban con la seguridad alimentaria sin hacer mucho esfuerzo; con su mirada reflexiva dice “todo lo que se conquista se hace parte de uno” en este contexto que me expone el río sería la conquista de miles de familias y lo hacen suyo, se abastecen de él y de su entorno sin aportarle el cuidado, el respeto y la gratitud por ser la fuente alimentaria, su despensa abundante. Durante mucho tiempo quizá varias generaciones se suplieron de él pero como dices todo lo tenían y jamás imaginaron que un día les faltaría porque la contaminación termina con la vida y pescar ya no era  posible quizá faltó reflexión según tu❓ yo diría que educación: para cuidar, valorar y también defender porque no fue solo descuido, entonces cuando desviaron el río y ellos en su condición tampoco denunciaron o quizá no los alcanzamos a escuchar.

Le insisto con el tema de las jerarquías en los grupos y de forma espontánea responde es algo de evolución social quizá para no permitir el caos total o bien para que la fuerza se represente y sea quien muestre la debilidad profunda de quienes prefieren que otros se responsabilicen del destino de su desamparo. Ahí en el texto se describe la vileza de los seres humanos por poder y también por sumisión.

“No la voy a salvar” como un recuerdo textual lo dijo y acentuó que en toda la obra la toma de decisiones está presente porque ahí se puede definir el desarrollo sostenible de un país, de una comunidad, de una familia…..de la humanidad entera. Tomar decisiones en la adversidad jamás se compara en decidir ligeramente en usar los recursos naturales sin asumir responsabilidades con el universo y con la vida.

Agradezco su atención, su capacidad de darse a los demás con tanta sencillez y vamos todos a la premier❗️


ENTREVISTA AL PERRO VERDE DE JESÚS QUINTERO

Anayansy Arias

Hoy les tengo un invitado de lujo para nuestra entrevista semanal: el perro verde del reconocido periodista andaluz Jesús Quintero! Sin más preámbulos, damos inicio a tan inaudito coloquio, el cual fue posible gracias a la intervención de la inigualable Lola Flores alias La Faraona, amiga íntima de mi abuela Concha y quien a falta de tiempo para brindarme sus conclusiones sobre la inmortalidad del cangrejo, me organizó un encuentro con Calma de Valle Negro, mejor conocido como El Perro Verde. 

AA:¿ Las buenas pulgas existen? 

PV: No, todas las pulgas joden, lo que pasa es que hay unas que joden más que otras porque no les tocó la zona VIP de las patas y la cola donde nadie te rasca y pueden montar hasta residencias vacacionales como te descuides de morderte la cola al menos tres veces al día y chuparte las pezuñas sobretodo de noche cuando las carnitas están más suaves y hediondas y las pulgas más adormiladas y desprevenidas, pero al final, como todas la pulgas joden, es cuestión de organizarse y decidir a qué grupo de pulgosas vas a desalojar para que entren nuevos inquilinos que jodan menos, so pena de cargar con la mala fama de que eres una mala pulga y que sólo los matones te llevan y te traen, la verdad es que uno ni sabe cómo se hace la cama pero al final no te queda más que acostarte a dormir en ella y cuando menos te lo imaginas hasta en refrán te convertiste, cómo me pasó a mí con este apodo de perro verde que me endilgaron en la televisora por una luz trastocada del plató, que yo de perro verde no tengo es que ni un pelo, soy de un blanco ordinario rayando en lo más bien aburridón pero como lo de perro verde vendía bien para el programa de Chus, pues a comer y a callar, sobretodo lo del callar, que así los entrevistados incautos soltaban la lengua animados por la ausencia de interrupciones necias y repetitivas y al final todos contentos, sobretodo yo que me tiro unas siestorras tremendas durante esas charlas interminables, aunque debo decir que a veces llega uno que otro tipejo curioso y suelta una de barbaridades que me han dado ganas de aullar en su momento, como aquel que anunció que se aburría cuando tenía un proyecto y no podia realizarlo pero te parece que un ser humano pueda decir semejante barbaridad cuando son los únicos seres con posibilidades infinitas de realizar lo que quieran! 

AA: ¿Algún hueso que roer? 

PV: Qué va, yo no pierdo el tiempo en eso, a mí lo que me encanta es correr con el viento azotándome las orejas, cuesta abajo y sin límite de tiempo ni de espacio por toda la llanura donde me lleve a pasear Chus cuando quiere escapar de sí mismo y entonces me tira pelotas que yo persigo con desespero pues en el pleno gozo de mi libertad se me olvida que ya no la tengo que corretear porque soy libre, siempre lo fui, uno que se complica con cadenas inventadas por el ego para quedarse atrapado en prisiones de humo y sueños, pero igual no hay nada más bonito que correr con la lengua afuera enseñándole los dientes a la vida para que recuerde que yo muerdo y muerdo duro y cuando muerdo no la suelto hasta haberla saboreado a fondo y con ganas, para que te vas a poner a roer nada si puedes morder y masticar y deglutir y saborear una y otra vez tantas cosas y tan distintas que hay por ahí!

 AA: ¿Pollo o carne de res? 

PV: Dame una buena pata negra de jamón de Jabugo cualquier día y no se hable más! 

AA: Pues demos por terminada esta entrevista y vamos a echarnos unas cañas donde el carnicero! Gracias perro verde por su tiempo y paciencia, me la he pasado super bien! 

PV: A tí majísima, que salero que tienes, auuuuuu!!!!

ENTREVISTA CON SIMÓN JOSÉ ANTONIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD BOLÍVAR PALACIOS

Erika González 

La cita se dio en la vivienda de sus padres en Caracas, una casona en el centro de la ciudad delicadamente diseñada, decorada con objetos importados de Europa, artesanías locales, elaboradas baldosas y fina madera, inundada de plantas y flores. A pesar de su tamaño se sentía cálida. 

Sin mirarme a los ojos, la señora en la puerta dijo que me llevaría a un salón donde tendríamos privacidad. Entendí por qué lo mencionaba y le perdoné su falta de cordialidad al recibirme: mientras esperaba unos pocos minutos en la puerta vi entrar y salir a varias personas, unas con mercado, otras con papeles y dos mujeres que no me dejaron duda habían ido a verlo a él. 

Entré a una sala grande de seis puertas, sencilla y llena de portarretratos, con dos sillas inglesas y una mesita. Esa sala, según me dijeron después, era donde se reunían los masones, se supone que solo entran hombres. 

Antes de sentarme el señor Bolívar me sorprendió por la espalda. Tenía mi estatura y el ceño fruncido, me di cuenta que era más por costumbre que por disgusto. Ordenó agua para los dos y me dijo que no tenía tiempo. Me presenté sin ceremonia y le dije que no le preguntaría mucho porque esta no sería la única vez que me vería. Pude atisbar que se asomaba una sonrisa en su cara rígida. 

1. Señor Bolívar, usted es la envidia de muchos hombres por razones políticas y razones personales, ¿alguna vez pensó que iba a ser tan exitoso con las mujeres? Soltó una carcajada de la que se compuso rápidamente. Nunca me planteé que no lo pudiera ser… no pienso en eso, en general no pienso en el fracaso sino en alternativas, formas de lograr mi objetivo. Supongo que las mujeres se sienten atraídas por hombres que saben hacia dónde van, a todos en general los seduce eso, a mí también. Si no estuviera convencido de mis objetivos tampoco lograría convencer a otros para que me apoyaran. Supongo que también tengo mucho que decir y eso ayuda. Sonríe 

2. Si usted fuera profesor de escuela qué le enseñaría a sus estudiantes? Esa me parece que es la primera revolución: las aulas de clase, estudiar, leer, pensar, tener un corazón y una mente libres y compartirlo con los demás. Esa sería mi otra lucha, enseñar. Les enseñaría a analizar, a entender lo que quieren decir las palabras y los hechos más allá de su significado aparente. Les enseñaría a defender su derecho a la libre determinación, a amar su cultura y su identidad y a sentirse orgullosos de ella, a enriquecerse de otras culturas y respetarlas, a pensar por sí mismos, a no tener miedo a demandar lo que les pertenece, sus derechos y libertades. A trabajar juntos por un objetivo común. 

3. ¿Usted cree que el fin justifica los medios? Soy consciente de que mis batallas tienen medios que pueden llevar a un final fatal y con eso parecería que justifico cualquier medio para conseguir mi objetivo, pero no, no creo que el fin justifique los medios. En mi caso la muerte es el resultado de una guerra necesaria, el porqué de esa guerra tiene unas razones morales que no son negociables, pero el cómo se conduce esa guerra debe servir para mantener nuestra moral en alto. Peleamos en circunstancias muy difíciles, la única forma de continuar es confiando en que estamos haciendo lo mejor que podemos. 

Estas muertes individuales permiten libertades colectivas, es el sacrificio de unos para la ganancia de todos. ¿De qué sirve la vida cuando la dignidad y las libertades se han perdido? ¿Podemos hablar de perder la vida en estas circunstancias, o de ganar la vida? Nuestra sangre nos pertenece, nuestra alma nos pertenece, nuestra tierra nos pertenece, nuestra dignidad nos pertenece. Estamos recuperando lo que nos pertenece. 

4. ¿Cómo ve usted el futuro de la región? Un futuro próspero, ejemplo para el mundo. Una región solidaria consigo misma, de mentes libres, poderosa, independiente y auto sostenible. Un paraíso de gente diversa y buena, orgullosa de lo que ha logrado en tan poco tiempo de historia después de la invasión. 

5. ¿Cuál es su mayor miedo? Que el enemigo logre dividirnos


ENTREVISTA A FRIDA KAHLO

Piedad Granados

En un salón escuálido de paredes grises y ambiente lúgubre me esperaba Frida para mi entrevista. ¡Frida Kahlo! Yo no me la creía.  Abrí ligeramente la puerta y me asomé esperando no disturbar. Caballete, lienzo y pinturas eran su única compañía. Como me lo esperaba.  Un silencioso -ídola- se me escapó de la garganta y ella lo percibió.  Se giró con un gesto de dolor  desde una poltrona adapta a su condición física y nuestras miradas se cruzaron como en medio de una guerra. Frías y distantes.  De repente soltó una escandalosa carcajada y rompió el hielo del silencio invitándome a entrar a la sala y a sentarme ahí junto a ella en una silla preparada para mí.  Me tomó la mano, me transmitió su cálida energía y ya mi corazón compuso su ritmo. No hubo necesidad de más.

Inmediatamente después preparé una libreta de apuntes en blanco que me disparó preguntas absurdas a las que ella respondió con enorme simpatía:

¿Frida, tu crees que a las mujeres tan divinas no queda otro camino que adorarlas?

- Las mujeres son volcanes, son revolucionarias. Lloran y pintan,  pintan y lloran. Aman a Diegos y después odian a Diegos. Se zambullen en profundas olas de sentimientos que se reflejan en espejos indecisos. Las mujeres hacen hijos y pierden hijos. Son salvajes y pasionales. A veces no se soportan, a veces tienen tiempo de vivir y otras veces tienen el tiempo de morir. 

 - Algo en la vida se te chispotió?

- Mi vida en el lienzo se asemeja más a la descripción de un escritor. Mis colores son letras, mis retratos son palabras, mi existencia es una cadena de amores y dolores, de sufrimientos y locuras. Quien haya diseñado mi modelo de vida es un genio, es un demonio que me puso en una calle de libertad y que luego me encerró en la cárcel de mi cuerpo sin darse cuenta que me escapo cada día y cada noche. 

- Usted necesita pocas cosas y las pocas que necesita las necesita poco como San Francisco de Asís?

- Tengo una desesperada vitalidad que impregna de entusiasmo, de dinamismo. Los vestidos que cargo son ligeros para probar las sensaciones de la naturaleza, el aroma de la tierra, el perfume del sol en la montaña. 

Pinto para hablar, para cantar, para predicar. Pinto porque me amo y porque no me amo. Pinto porque si no lo hago los colores de la tristeza podrían envenenar el fluido que corre por mis venas.

Frida parecía ser presa de la violencia cuando respondía mis preguntas y transpiraba paz a la espera de una nueva intervención mía. Frida, por siempre Frida. 💕

ENTREVISTA A JORGE RAFAEL VIDELA, PRESIDENTE DE FACTO DE LA REPÚBLICA ARGENTINA DE 1976 A 1981

Alejandro Marseglia

- Señor Videla… Puedo llamarlo señor o debo tratarlo de teniente general o de comandante en jefe? 

- Usted tiene algún título o es periodista de metido nomás? 

- Soy licenciado en periodismo y tengo un máster en escritura y creatividad literaria. 

- Y usted desea que lo trate de Licenciado o Máster? 

- No, no ando enrostrando mis títulos a nadie. 

- Yo tampoco. Puede tratarme de Señor.

 - Usted dice no enrostrar su grado militar, pero nos ha hecho probar a todos los argentinos el poder que lleva ese título. 

- Como usted bien sabe, muchas veces el poder conlleva una gran responsabilidad, que yo, en vez de asumirlo como una carga, lo asumí con gran entereza y compromiso por el bien del pueblo argentino. 

- Podría asumir, entonces, que usted, lejos de sentirse un dictador como la historia lo declara, se siente el salvador de los argentinos. Disculpe pero eso suena a megalomanía.

- Entiendo su punto de vista porque usted no ha visto, como yo, cómo se estaba enquistado el comunismo en el seno de la sociedad argentina. 

- Y cómo es eso de que vino a salvar al pueblo de tomar sus propias decisiones? Digo, en elecciones libres podría ganar cualquier partido político, y ese es un derecho inalienable del pueblo argentino, al que usted dice defender, avasallando sus derechos. 

- Vería usted como yo la necesidad de intervenir si hubiera tenido en sus manos los exhaustivos estudios que se han hecho mancomunadamente con los Estados Unidos, y no sólo en la sociedad argentina, sino en Latinoamérica toda. El extremismo subversivo y el comunismo estaban corroyendo los pilares, los valores en los que hemos sido educados por nuestros padres y abuelos. Y el pueblo no tenía la madurez necesaria para entender la terrible situación que se estaba gestando. 

- Y usted sí la tenía? Digo, los militares argentinos tenían la madurez necesaria como para adoptar el papel de protectores de la nación, instaurado el terrorismo de Estado? 

- Señor, ya le he explicado que teníamos exhaustivos estudios que avalaban una toma inmediata del poder, so pena de caer en las funestas garras del comunismo invasor. Y con respecto a sus palabras cargadas de intención, nociva ante oídos desatentos, le explico que nosotros asumimos el control del, como bien hemos dado en llamar a esta sucesión de hechos fácilmente observables, "Proceso de reorganización nacional", debido a que se necesitaba una mano firme para combatir la subversión. 

- Entonces cabe colegir que debido al poder que ostentan por las armas, ustedes los militares se han creído aptos para gobernar un país, sólo porque saben educar con mano dura. 

- Usted no se olvide que hemos contado con el apoyo de parte importante de la sociedad argentina y de la Iglesia… 

- Disculpe que interrumpa, pero encuentro contradictorio que el mismo pueblo ignorante que necesitaba ser encauzado sea el mismo que los apoyaron a tomar el poder. 

- Señor, por eso le expliqué "parte importante de la sociedad", gente que estaba preparada para reorganizar el país. 

- Si, entendí que se refiere a parte con intereses del empresariado argentino, que, hoy sabemos, fueron cómplices indirectos (o no) de las persecuciones, torturas, muertes y desapariciones de su gobierno dictatorial. 

- Para ir cerrando la entrevista le informo que entre lo que usted cree y la realidad hay un largo trecho. Nuestro gobierno ha sido justo, se estaba librando una guerra contra el terrorismo y se han respetado los derechos humanos y se ha tratado al pueblo con humanidad. Y al respecto del desaparecido, qué se puede decir, es una incógnita, no tiene entidad, no está ni muerto ni vivo, es un desaparecido. 

- Gracias por dedicarme este tiempo.

- A usted.

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Entrevista a Enrique Patiño

Viviana Acosta


En días pasados, quedé de verme en un café de la ciudad, con el Escritor, Fotógrafo, y periodista Enrique Patiño. Este personaje nació en Santa Marta, una pequeña y hermosa ciudad costera, al norte de Colombia.

Él es una suerte de enigma, del que poco se sabe, pues siempre está tras bambalinas, observando y creando. Tiene una larga trayectoria como escritor, cronista, fotógrafo.

Su primera novela, La sed, va por su onceava edición, y no parece estar desacelerando en popularidad. Ha sido llevada a las tablas más de una vez, y no sería extraño verla en algún momento en la pantalla grande.

En Colombia, fue adoptada como texto base en las instituciones educativas (Eso significa que es un texto de obligada lectura en los colegios, como La celestina, o Cien años de Soledad en generaciones pasadas)

Enrique arribó 5 minutos antes de nuestra hora pactada. Me saludó con familiaridad, con una sonrisa grande. No hubo un hielo para romper, pues él es alguien dispuesto a conversar. Antes de encender la grabadora, y mientras llegaban nuestros cafés, por algún giro de nuestra conversación, acabamos hablando de su familia. Se le iluminaba la cara al contarme las proezas de su joven y emprendedora hija artista; su esposa también periodista quien lidera un proyecto hermoso; y su pequeño hijo quien lo lleva a mundos que creía haber olvidado.

Nuestro pedido llegó a la mesa, y aprovechamos para comenzar la entrevista.

V.A.: Enrique, si te parece, me gustaría que comenzáramos haciendo un ejercicio simple... Piensa que puedes verte desde afuera, y describir a Enrique Patiño, su ser, su motivación...

E.P.: Si conociera a Enrique Patiño, diría que es un tipo que tiene algo de mar adentro. Es un ser que se siente como el agua, muy caribeño, pese a no tener un acento marcado, porque se le fue refundiendo con el tiempo, se le mimetizó, así como él se mimetiza, para descubrir nuevas cosas. (Habla como quien te cuenta cosas de un viejo amigo. Sereno, y convencido de cada palabra. Metido en su papel de espectador de sí mismo)

E.P.: Él es un ser que se amolda a las circunstancias, va adaptándose a los momentos, va fluyendo permanente. Así como fluye el agua. Y bueno, como todo mar, tiene sus propios ritmos, ritmo de bravura, de ola tempestuosa, a veces es un mar calmo, tranquilo, transparente. Siempre con ideas en su cabeza, como peces, rondando. Mucho movimiento interno, ideas que van y vienen, siempre con ganas de hacer algo más, como el mar que quiere visitar todas las orillas, conocerlo todo. Eso es parte de su motivación para escribir, quiere llegar a muchas orillas, y bañarlas todas.

V.A.: Me gustaría ir un poco más allá, y preguntarte, ¿Qué es lo más importante de tu vida?

E.P.: Lo más importante de mi vida es el amor (Responde sin titubear). El amor en el sentido de expansión, de transformación de la vida de los otros. Siento que es como una semilla, y todos somos una.

E.P.: Uno a veces no es consciente, pero si uno empieza a expandirse, lo hace en diferentes direcciones, hacia abajo, hacia las raíces, para solidificarse y enraizarse literalmente; y lo hace hacia arriba para crecer con ramas y con hojas, expandir el follaje y entender que uno puede dar sombra, y cobijo. Abrigo, a nuevas vidas. Y eso es amor. Es la semilla que se transforma en árbol, para luego volverse semilla e iniciar el proceso otra vez. Es darlo todo. Eso para mi es lo más importante de la vida. Y en mi entorno familiar es muy sólido, pero lo expando siempre que puedo un poquito más allá.

V.A.: Hay un tema recurrente en tus fotos, Mujeres desnudas y agua... ¿Qué buscas cuando estás construyendo la composición de una foto? Sonríe antes de responder...

E.P.: Lo más importante para mí es que la modelo y el paisaje se complementen y cuenten una historia. Eso es lo que lo hace más bello todo. Es como capturar el alma de la escena. Quiero que quien vea mis fotos, se meta en la historia, que sienta algo, se le mueva algo en su interior. Que de alguna manera, se sienta en el torno que le construí. Tal vez es que no puedo desligar al escritor del fotógrafo, y necesito contar cosas en todo lo que hago... (Nunca dejó de sonreír)

V.A.: En esta época las nuevas de Social medía, mucho se ha dicho de los "influencers", y del hecho de que algunos hablen de libros. Ha habido polémica y críticas, en torno a lo que hacen, ¿Qué piensas tú de esto?

E.P.: La prensa siempre quiere criticar. Y se agarran del hecho del yutuber para decir que todo lo que hacen es un fracaso. Yo creo que si los yutuberos, para validarse, eligen los libros, ya eso reivindica más los libros que al youtuber mismo. E.P.:

Además, los que critican parecen no entender que todos los tiempos cambian. Que siempre hay cosas tontas que movilizan gente en distintos momentos históricos y que de ahí muchas veces resultan grandes artistas. Los poetas malditos franceses o Elvis sufrieron ese mismo señalamiento y al mismo tiempo devoción de los jóvenes.

V.A.: Para los escritores, todo en su entorno puede convertirse en material susceptible a acabar en sus historias... ¿te ha pasado que alguien te reproche por ello?

E.P.: No. Generalmente alguien se termina encontrando en mis historias, pero, no se encuentran completamente reflejadas. Adapto la ficción con la realidad, entonces, cualquiera se encuentra, pero, en rasgos pequeños. Un nombre, con una historia completamente distinta; o una situación, con un nombre que no le corresponde; pueden encontrarse con algo que los relaciona, pero nunca sabrá si es o no es. E.P.: Salvo la historia de Luis Carlos Galán, donde puse en toda la historia, a los responsables del asesinato y protagonistas reales. Muchos temían por mi vida, porque, están los nombres reales de las personas que tuvieron que ver con su asesinato. Sin embargo, no pasó mucho con eso, tal vez no leen, pero, no pasó nada.

V.A.: ¿Y tú? ¿Llegaste a temer por tu vida?

E.P.: No, realmente no. Soy de riesgos. Me cuido, tengo gente que amo, pero me gusta caminar en el filo. Es parte de ser periodista y escritor. La editora me preguntó qué habría hecho Galán. Supe que Galán había denunciado con nombres propios. Eso hice.

V.A.: Denunciar la verdad siempre va a tener un riesgo alto... a veces un costo.

E.P.: Es exactamente así...

V.A.: Ya que hablamos de evidenciar hechos horribles, y que has crecido en un país latinoamericano, cuéntame ¿Qué cosas te decepcionan?

E.P.: La falta de oportunidades es de las cosas que más me decepciona. Que la gente tenga que luchar y luchar y siempre se sienta oprimida. Ver como el sistema aplasta a los que menos tienen, o a quienes trabajan fuerte por hacer las cosas bien, y premia a los de siempre.

V.A.: Sin duda muchos en diferentes latitudes compartimos ese mismo sentir, sin embargo pocas cosas cambian.

E.P.: Sí, poco cambia, pero igual hay algunas causas en las que podemos impactar un poco este sistema corrupto.

V.A.: ¿Y con causar ese impacto en unos cuantos... te sientes feliz?

E.P.: Sí, absolutamente. Para mi poder impactar positivamente una vida, al menos una, me hace feliz. Sea con mis novelas, denunciar algo con una crónica, con mi trabajo por los inmigrantes, lo que sea... si impacto positivamente a alguien, para mi es un gran motivo para ser feliz, y seguir.

V.A.: Tan bien sueño con eso cada noche... Ya que estamos con La sed, cuéntame algo. Habitualmente se dicen que todos los autores ven a sus libros, como sus hijos ¿Crees poder decir que La sed es tu hijo favorito? (risas)

E.P.: No creo poder decir eso, Creo que los quiero a todos por igual (risas). La sed siempre será el primero y lo quiero especialmente por eso, pero, cada libro que he escrito, se ha llevado un pedazo de mi, una etapa de mi, así que cada uno marca para mí un hito en mi vida, y lo amo especialmente por las particularidades del proceso. No creo poder medir mi amor por cada uno, solo puedo decir que los amo por lo que fuimos juntos.

V.A.: Tu primera novela, La sed... fue una advertencia a la humanidad. ¿Crees que te pasará como a George Orwell con su 1984?

E.P.: Me gustaría que no... me gustaría equivocarme en este caso, y que esa advertencia, se una a tantas otras que se han hecho en el mundo, entorno al daño climático, y que tantas voces juntas creen un eco tan fuerte, que gobiernos, industrias y población en general se unan para evitar tener un paisaje mundial como el de La sed.

V.A.: Enrique, para terminar…. ¿Hay algo peculiar que hayas escrito?

E.P.: Sí un libro unitario, en el que los poemas van ligados todos de principio a fin: es un diario, y sigue el esquema del diario.

V.A.: ¿Te sabes alguno completo o en parte?

E.P.: Me gustaría no retar a mi memoria (se ríe), pero si me lo permites, puedo buscar la versión digital en mi correo y leerte el primero... no es que sea mi favorito, pero...

V.A.: Por mi esta perfecto. Adelante. Luego de buscar un par de minutos en su celular...

E.P.: Ok. dice así…

Noticia de primera página

Titular de un diario sensacionalista en quiebra

Lo sentimos.

Hoy no tenemos mucho por contarles, amables lectores.

No hubo muertos.

Esperamos hasta el último minuto del cierre de esta edición.

Vociferamos; oramos ante la radio

con la fe del reportero puesta en el rosario de noticias que nos protegen.

Llamamos a hospitales y morgues, a la Policía y a los contactos en el bajo mundo.

Confiamos en que la emisión nocturna de las noticias revelaría algo.

También ellos estaban devastados: no entendían qué sucedía.

Guardamos la tinta roja de los titulares diarios

y usamos la tinta negra del luto.

Lo sentimos, sinceramente, lectores:

Quizás lo de ayer fue un lapso, un momento de confusión nacional.

Dejen de tenderse la mano.

Olviden esta hermandad.

Devuélvannos el país que conocemos.

Un disparo, por amor a Dios; una riña, por caridad;

un acto de crueldad.

Algo que no sea esta paz, este silencio brutal sin balas ni cuchillos.

Quedan advertidos: si las buenas noticias continúan,

nos veremos obligados a cerrar.


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LA OBSESIÓN DEL COYOTE

Por Enrique Patiño

Tiene el pelaje duro, cubierto por el polvo del desierto, tieso como un estropajo sucio. Su nariz parece una aceituna negra y sus orejas en punta están atentas a lo que suceda por fuera de la entrevista. Me advierte algo profundo con su voz áspera.

—Sabrá entender, señor periodista: tengo un trastorno obsesivo. No puedo evitarlo.

Un aparente rictus de seriedad en el rostro encubre su perenne sonrisa, dibujada por Chuck Jones en 1949, y de la que jamás se desprende, ni siquiera en el horror de sus infinitas caídas a los abismos.

A las 10 de la mañana, el ambiente está en calma. Me da la bienvenida, me estrecha sus cuatro dedos, se sienta en la única poltrona de su casa, un mueble roto, y me invita a tomar asiento. Por sus gestos, es un animal tranquilo y sus únicos rasgos de depredador parecen estar en la pared, donde hay imágenes por doquier de su obsesión de vida: una figura de dos patas -abiertas en ángulo de 90 grados, al estilo de las bailarinas de ballet- con un ergonómico cuerpo de tonos violetas. “El Correcaminos”, señala, como si yo no lo hubiera visto nunca. Advierto que el coyote se pone en pie de la misma manera.

Vive dentro de una cueva en el borde de un promontorio aislado, en un cañón, al borde de la carretera. A pesar del viento, sudo sin tregua a 34 grados a la sombra. Su espacio privado está lleno de cajas por doquier, todas de una misma marca. Busco dónde sentarme y mi silla improvisada termina siendo una caja ACME de tantas. Me pregunto qué artefacto explosivo puede haber dentro.

Aspiro hondo: el coyote huele a pólvora, a golpes inmisericordes, a derrota. Tiene hoy 73 años, pero las líneas de su anatomía siguen siendo finas y atléticas gracias a los rasgos de sus animadores de la Warner Bross. Su situación mental sigue siendo inalterable: un eterno solitario habitante del sudoeste árido estadounidense al borde de la desnutrición, empecinado en capturar a un pajarraco veloz que se burla de sus incontables intentos, tan humillado como digno, tan repetitivo como infinitamente creativo en su baraja de estrategias. La soledad del desierto y su tragedia le han puesto el cuero duro para contestar con sabiduría.

¿Cómo lidias con la derrota, Coyote?

La derrota es una mirada impuesta por los ganadores. Yo la considero experiencia ganada. Y de esa tengo mucha, muchísima.

¿No genera frustración fracasar tantas veces en atrapar al Correcaminos?

Algún roedor he cazado en tiempos mozos, pero eso no les interesó a los productores de la serie. Hoy soy vegetariano y budista. Si persigo al Correcaminos es porque tengo un objetivo, una suerte de guion preconcebido por unos creadores que no me dieron otra opción distinta a este samsara. He ido a terapia, me he liberado de casi todo lo material, pero sigo repitiendo mis acciones. Digamos que no puedo soltar esta relación tóxica. No he sido capaz de desligarme de mi rol. Malditos guionistas.

¿Cree que perseguir a su archirrival es su destino?

Mi destino es mayor que ese: ejemplifico al mundo. Soy los millones que no consiguen llegar primeros a la meta, los miles de millones que ven escapar su oportunidad. Soy el espejo de los que no se cuelgan trofeos ni vencen. Soy la antítesis de la competencia, el símbolo de un mundo que concibió la polarización entre villanos y héroes, y en el que los héroes deberían siempre vencer. Mi destino es ser una caricatura de la humanidad.

En efecto lo es… ¿Qué recuerda de sus primeros años?

Nací primero en un libro de Mark Twain casi desconocido: Roughin it, se llamaba. Ahí me mencionaba como un coyote hambriento que quería cazar correcaminos. Chuck Jones decidió dibujarme desgarbado pero digno, de pecho amplio y cintura estrecha. Me presentó a mi coequipero, al Correcaminos, nos hablamos mucho en esos días y luego el dibujante me dijo que estaría destinado a ser el que siempre se quedara a mitad del intento, incapaz de disfrutar de mi presa. Acepté de buena gana. Me divertía la aventura.

Luego me dibujó aplastado, hundido, explotado, y me dijo que tendría el poder de regenerarme infinitamente, como el Ave Fénix, o al menos hasta que la audiencia me olvidara. Nunca pensé que duraría tanto.

¿Qué odias?

Todo claxon y correcaminos que diga bip-bip.

¿Qué amas?

El fracaso es mi alimento.

¿Qué sueñas?

Con que el mundo me convierta en un símbolo del siglo de la injusticia.

¿Qué filosofía sigues?

El estoicismo.

¿Cuál es su producto ACME favorito?

El cohete que ganó en velocidad al Correcaminos, pero no se detuvo y me llevó hasta la luna. Ninguno ha salido así de bellamente defectuoso como ese.

¿Qué vas a hacer el día que puedas alcanzar al Correcaminos?

No quisiera alcanzarlo nunca. Si algún día lo hago, lo soltaré de nuevo y lo dejaré ir. Perseguirlo es una parodia de buscar la felicidad: siempre elusiva e imposible. Atraparla sería quedarme sin destino, entender que perseguir algo para poseerlo es el mayor de los fracasos. Es mejor saber que siempre está a la mano y, en esa búsqueda, ir ganando vida, experiencia y sabiduría.

¿Rendirse nunca, retroceder jamás?

Nunca. Buscar la felicidad es entender que no había que buscarla. Perseguir al Correcaminos es entender que soy una mera caricatura en busca de un ideal mayor, cuando ya mi ideal, que es haber sido creado y ser recordado, ha sido cumplido.


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